viernes, 21 de septiembre de 2012
miércoles, 12 de septiembre de 2012
martes, 11 de septiembre de 2012
Instrucciones para dar cuerda
al reloj
Julio Cortázar
Julio Cortázar
Preámbulo a las instrucciones para dar cuerda al reloj
Piensa en esto: cuando te regalan un reloj te regalan un pequeño infierno
florido, una cadena de rosas, un calabozo de aire. No te dan solamente el reloj,
que los cumplas muy felices y esperamos que te dure porque es de buena marca,
suizo con áncora de rubíes; no te regalan solamente ese menudo picapedrero que
te atarás a la muñeca y pasearás contigo. Te regalan -no lo saben, lo terrible
es que no lo saben-, te regalan un nuevo pedazo frágil y precario de ti mismo,
algo que es tuyo pero no es tu cuerpo, que hay que atar a tu cuerpo con su
correa como un bracito desesperado colgándose de tu muñeca. Te regalan la
necesidad de darle cuerda todos los días, la obligación de darle cuerda para que
siga siendo un reloj; te regalan la obsesión de atender a la hora exacta en las
vitrinas de las joyerías, en el anuncio por la radio, en el servicio telefónico.
Te regalan el miedo de perderlo, de que te lo roben, de que se te caiga al suelo
y se rompa. Te regalan su marca, y la seguridad de que es una marca mejor que
las otras, te regalan la tendencia de comparar tu reloj con los demás relojes.
No te regalan un reloj, tú eres el regalado, a ti te ofrecen para el cumpleaños
del reloj.
Instrucciones para dar cuerda al reloj Allá al fondo está la muerte, pero no tenga miedo. Sujete el reloj con una mano, tome con dos dedos la llave de la cuerda, remóntela suavemente. Ahora se abre otro plazo, los árboles despliegan sus hojas, las barcas corren regatas, el tiempo como un abanico se va llenando de sí mismo y de él brotan el aire, las brisas de la tierra, la sombra de una mujer, el perfume del pan. ¿Qué más quiere, qué más quiere? Átelo pronto a su muñeca, déjelo latir en libertad, imítelo anhelante. El miedo herrumbra las áncoras, cada cosa que pudo alcanzarse y fue olvidada va corroyendo las venas del reloj, gangrenando la fría sangre de sus rubíes. Y allá en el fondo está la muerte si no corremos y llegamos antes y comprendemos que ya no importa.
Instrucciones para dar cuerda al reloj Allá al fondo está la muerte, pero no tenga miedo. Sujete el reloj con una mano, tome con dos dedos la llave de la cuerda, remóntela suavemente. Ahora se abre otro plazo, los árboles despliegan sus hojas, las barcas corren regatas, el tiempo como un abanico se va llenando de sí mismo y de él brotan el aire, las brisas de la tierra, la sombra de una mujer, el perfume del pan. ¿Qué más quiere, qué más quiere? Átelo pronto a su muñeca, déjelo latir en libertad, imítelo anhelante. El miedo herrumbra las áncoras, cada cosa que pudo alcanzarse y fue olvidada va corroyendo las venas del reloj, gangrenando la fría sangre de sus rubíes. Y allá en el fondo está la muerte si no corremos y llegamos antes y comprendemos que ya no importa.
Albertina Rosa
Albertina Rosa
Mariposa
Collar de lumbre sobre las cosas
Es
la hora de las rosa,
la hora que no cesa.
Acosa,
besa,
la poderosa cabeza
del que te apresa
te roza
y te besa
en todas las cosas,
dulce y divina
Albertina
Rosa.
Mariposa
Collar de lumbre sobre las cosas
Es
la hora de las rosa,
la hora que no cesa.
Acosa,
besa,
la poderosa cabeza
del que te apresa
te roza
y te besa
en todas las cosas,
dulce y divina
Albertina
Rosa.
Sanjoaquin
Sanjoaquín Siguiendo tu huella en el azul del cielo desdeziempre y paraziempre el símbolo del t.a. totalmente Lunes |
lunes, 10 de septiembre de 2012
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